Una vez más, Morena demuestra de qué lado de la historia quiere estar: no del lado de los ciudadanos honestos que buscan construir un mejor país, sino del lado de quienes han sumido a México en una espiral de violencia y muerte. ¿La prueba más reciente? La entrega de un reconocimiento en el Senado de la República a Juan Pablo Penilla, abogado de Ismael «El Mayo» Zambada, uno de los narcotraficantes más peligrosos del mundo.
Este escándalo, que involucra directamente al senador morenista Juan Carlos Loera, es un reflejo del cinismo y la desvergüenza con la que opera la autodenominada «Cuarta Transformación». En noviembre de 2024, Loera de la Rosa encabezó la ceremonia en la que Penilla fue premiado con el «Premio Patria», un reconocimiento que, supuestamente, es para personas que han contribuido al bienestar de la nación. ¿Desde cuándo la defensa de los criminales que han llenado de sangre nuestro país es un mérito digno de reconocimiento?
Loera, como es costumbre en los morenistas cuando se ven atrapados, intenta desmarcarse con declaraciones infantiles y evasivas. «No conozco al abogado del Mayo», dice ahora el senador, mientras las fotografías y documentos oficiales lo desmienten rotundamente. La realidad es que el abogado de Zambada fue galardonado en una ceremonia en la que el senador morenista fue protagonista, y esto no es un hecho aislado.
No es casualidad que Penilla haya sido asesor honorífico del gobierno de Tamaulipas, encabezado por el morenista Américo Villarreal. No es casualidad que haya recibido otro reconocimiento en la Cámara de Diputados. Y no es casualidad que Morena, ante la indignación pública, intente lavarse las manos con la misma estrategia de siempre: negar, descalificar y, cuando ya no les queda otra opción, «deslindarse».
Morena ha tejido una red de complicidades con personajes que, en cualquier país con un gobierno serio, estarían lejos de los círculos de poder. Pero aquí, en la «transformación» de López Obrador y compañía, pueden ser reconocidos y aplaudidos en la sede del Senado. ¿Qué mensaje se envía con esto? Que en Morena la lucha contra la delincuencia organizada no es más que una farsa, que los criminales y sus representantes tienen un lugar privilegiado en el régimen y que, mientras los ciudadanos sufren las consecuencias de la violencia, en las altas esferas del poder se codean con sus artífices.
Si el senador Loera quiere deslindarse, debería hacerlo con algo más que palabras. Que exija sanciones, que pida que se investigue cómo es que el abogado de un narcotraficante recibió dos reconocimientos en el Congreso. Pero no lo hará, porque sabe que el problema no es un «error» ni un «malentendido». El problema es Morena, un partido donde los vínculos con el crimen organizado ya no sorprenden a nadie.
Mientras tanto, los ciudadanos debemos tomar nota. El 2024 nos demostró nuevamente el rostro real de Morena: el de la impunidad, la hipocresía y la traición a México. El senador Loera podrá intentar ocultar la verdad, pero los hechos hablan por sí solos. Y los mexicanos no podemos permitir que el país siga en manos de quienes condecoran a los abogados del narco en el Senado.


