El descaro con el que opera Morena en Ciudad Juárez no tiene límites. Mientras la ciudad se desmorona entre baches, inseguridad y una administración municipal que brilla por su ausencia, los regidores morenistas prefieren abandonar su cargo para dedicarse a su verdadera prioridad: el partido.
Antonio Domínguez Alderete, regidor que alguna vez impulsó la ridícula propuesta de las licencias de conducir permanentes como si ese fuera el mayor problema de los juarenses, ha decidido que su tiempo en el Ayuntamiento ya no es relevante. Ahora, en lugar de trabajar para la gente que lo eligió, se va de lleno a la Campaña Nacional de Afiliación de Morena. ¿Por qué? Porque para él y su partido, lo importante no es servir, sino perpetuarse en el poder.
Resulta indignante que un funcionario público electo decida abandonar su responsabilidad con la ciudad solo para fortalecer la maquinaria electoral de su partido. Si Morena realmente tuviera el compromiso que tanto pregona, su prioridad debería ser resolver los problemas que agobian a Juárez, no engordar su padrón de afiliados a costa del abandono de sus responsabilidades.
Pero esto no es sorpresa. Morena lleva años demostrando que lo único que le importa es el control político, no la gobernanza ni el bienestar ciudadano. El caso de Antonio Domínguez es solo un reflejo más de la descomposición de un movimiento que ha pasado de prometer regeneración a convertirse en un refugio de oportunistas y ambiciosos sin escrúpulos.
Y mientras tanto, ¿qué hace el presidente municipal Cruz Pérez Cuéllar? Como siempre, calla y otorga. Permite que sus regidores se marchen sin cuestionamientos, sin exigirles que cumplan con su deber. Porque él también entiende la dinámica: Morena no gobierna, solo se asegura de mantener el control. No importa que Juárez siga en el olvido, lo que importa es que su partido siga fortaleciéndose.
La ciudadanía debe abrir los ojos ante este descaro. Morena no está aquí para mejorar las condiciones de vida de los juarenses, está aquí para servirse del poder y abandonarnos cuando les conviene. Y mientras tanto, la ciudad sigue hundiéndose, víctima de la incompetencia y el oportunismo de sus “representantes”.
Antonio Domínguez Alderete se va a la campaña de afiliación de Morena, pero el verdadero problema es que Morena ya nos dejó solos hace mucho tiempo.