El cinismo de Morena no deja de sorprender. Mientras la presidenta del partido en Chihuahua, Brighite Granados, exige al PAN detener una supuesta «campaña de desinformación» sobre el aborto, sus propias diputadas en el Congreso local impulsan abiertamente su legalización con argumentos de «salud pública» y «derechos humanos». ¿En qué quedamos? ¿Morena defiende la vida o promueve la eliminación de la misma?
Granados afirma que es una «falsedad burda» decir que Morena impulsa el aborto hasta los nueve meses, pero la realidad es que sus legisladoras han celebrado las reformas para garantizar abortos seguros y gratuitos, sin restricciones reales en la práctica. Basta con revisar sus redes sociales y los posicionamientos públicos de las diputadas de Morena en el Congreso de Chihuahua, quienes han celebrado iniciativas para la despenalización total del aborto y su financiamiento con recursos públicos. ¿También es «desinformación» señalar lo que ellas mismas han dicho y hecho?
Es ilógico e hipócrita que el Comité Estatal de Morena se rasgue las vestiduras asegurando que «defienden la vida», cuando al mismo tiempo sus representantes legislativas buscan aprobar leyes que atentan directamente contra la misma. La incongruencia es evidente: mientras en los discursos hablan de derechos humanos, en los hechos proponen eliminar al ser humano más indefenso.
Morena pretende engañar a la sociedad con palabras bonitas mientras avanza en su agenda ideológica. Sus declaraciones están llenas de contradicciones y su supuesto compromiso con la vida no es más que una farsa. Queda claro que su interés no es la defensa de los derechos humanos, sino la manipulación de la opinión pública con fines electorales.
¿Morena intenta jugar con la inteligencia de los ciudadanos? ¿Asumirán la responsabilidad de sus propias acciones en lugar de culpar al PAN por «desinformación»?
La verdadera pregunta que debería responder Morena es: ¿A quién creen que engañan?
