La política en México ha demostrado, una y otra vez, que el uso de recursos para la autopromoción es una constante entre aquellos que buscan consolidar su futuro electoral. En Chihuahua, el caso de la senadora morenista Andrea Chávez es un ejemplo claro de esta práctica. Aunque su cargo actual la obliga a legislar en favor de los ciudadanos, la realidad es que sus esfuerzos parecen estar más enfocados en la construcción de su imagen con miras a la gubernatura en 2027.
Desde hace meses, Chávez ha desplegado una estrategia de posicionamiento que incluye una fuerte campaña de publicidad en redes sociales, anuncios espectaculares y la operación de unidades médicas en colonias populares. Estos vehículos, que portan placas de Chiapas, se han convertido en una herramienta clave para su proyección pública, presentándola como una figura preocupada por el bienestar de los ciudadanos. Sin embargo, detrás de esta fachada humanitaria, existen serias dudas sobre el financiamiento y la legalidad de estas acciones.
La operación de una caravana de salud de esta magnitud no es barata. Se estima que una estrategia similar puede costar alrededor de 10 millones de pesos al mes, una cifra considerable para alguien que oficialmente no está en campaña. Esto abre la interrogante: ¿cómo está financiando la senadora estos servicios? ¿Provienen de fondos partidistas, donaciones privadas o de recursos públicos disfrazados de gestión social?
A esto se suma la sombra de sus relaciones políticas. Se ha señalado que los vehículos utilizados en sus caravanas de salud pertenecen a una empresa con vínculos estrechos con el exsecretario de Gobernación y actual coordinador de Morena en el Senado, Adán Augusto López. Esto no solo pone en entredicho su supuesta independencia política, sino que también evidencia un posible respaldo desde las altas esferas del poder en Morena para impulsar su candidatura.
La ambición de Andrea Chávez por la gubernatura no es un secreto. Su ascenso meteórico dentro de Morena, su cercanía con el grupo de Adán Augusto y su protagonismo en el Senado la colocan como una de las favoritas para competir en 2027. Pero el problema no es su aspiración, sino la manera en que está construyendo su candidatura a costa de recursos cuyo origen no está del todo claro.
Mientras la senadora se enfoca en su proyección personal, Chihuahua sigue enfrentando problemas graves en seguridad, infraestructura y desarrollo social. En lugar de aprovechar su posición en el Senado para gestionar soluciones reales, parece más interesada en construir una imagen de salvadora con tintes populistas.
Los ciudadanos de Chihuahua merecen representantes comprometidos con el bienestar de la entidad, no políticos que utilizan su cargo como trampolín para sus ambiciones personales. Andrea Chávez aún está a tiempo de demostrar que su prioridad es legislar y no hacer campaña anticipada. De lo contrario, estará confirmando lo que muchos ya sospechan: que su interés principal no es Chihuahua, sino su propio futuro político.