Por qué el Suroriente sigue esperando lo que se prometió hace más de un año
En mayo de 2023, el presidente municipal hizo un acto público para colocar la famosa “primera piedra” del que sería el Mega Parque Urbano Suroriente, en la calle Miguel de la Madrid. Un espacio de más de 70 mil metros cuadrados con canchas, áreas verdes, juegos, foros, ciclovías y zonas para el deporte y la convivencia.
Sonaba a un verdadero cambio para una de las zonas más olvidadas de Juárez.
Pero hoy, en pleno 2025, el terreno sigue exactamente igual. Ni una máquina, ni un solo avance. Solo una piedra que, más que esperanza, representa la ausencia de palabra.
Y eso no es todo. En campaña de 2024, el mismo alcalde prometió otro parque en Anapra. Y no fue sino hasta junio de 2025 que volvió a mencionar el proyecto, como si apenas estuviera despertando del letargo electoral. Todo indica que el plan es moverlo justo a tiempo para presumirlo en 2027, cuando buscará ser gobernador. ¿Casualidad? Nadie lo cree.
Pero las omisiones no son solo del presidente. ¿Dónde está la diputada local Elizabeth Guzmán Argueta?
Representa ese mismo distrito, y ha guardado un silencio absoluto frente a la mentira que le hicieron a los vecinos del Suroriente. Si su papel es defender los intereses de su gente, ¿por qué no ha levantado la voz? ¿Por qué no ha exigido cuentas?
La respuesta es dura: hay quienes prefieren no incomodar al poder, aunque eso signifique abandonar a quienes los eligieron.
Y mientras tanto, las direcciones municipales se hacen de agua y brillan por su ausencia por todos lados:
- Obras Públicas, sin avances tangibles.
- Ecología, ausente y pasiva.
- Desarrollo Urbano, repartiendo permisos sin planeación.
- Parques y Jardines, con árboles secos y promesas marchitas.
- Asentamientos Humanos, desplazando personas en situación vulnerable.
- Desarrollo Social, sin brújula ni resultados.
Cada uno de estos errores no solo cuesta dinero: le cuesta credibilidad al gobierno, y al alcalde le pesan más porque actúa como si gobernara solo. Ni su secretario del Ayuntamiento ha podido hacer frente a la crisis administrativa. Nadie da la cara, nadie corrige.
Por eso el verdadero reto del alcalde no es terminar lo que prometió.
Su reto es evitar que su propio equipo siga hundiéndolo con ocurrencias y errores que lo exhiben como lo que cada vez más juarenses perciben: un gobierno improvisado, sin dirección y sin palabra.
Y así, mientras las promesas quedan en el aire, la gente decidió tomar en sus manos el futuro de su comunidad.
En el último Presupuesto Participativo, los ciudadanos apostaron por proyectos reales: rehabilitación de parques, más áreas verdes, festivales vecinales y espacios para la convivencia. Porque ya no creen en sus autoridades. Y porque entendieron que solo organizándose y exigiendo directamente, se logra algo concreto.
En Miguel de la Madrid hay una piedra.
No marca el inicio de un parque.
Marca el entierro de una confianza.