En medio de cifras alarmantes que superan los 4,700 homicidios dolosos acumulados durante el gobierno de Cruz Pérez Cuéllar, surge una pregunta inevitable: ¿es suficiente con salir de la lista de las 10 ciudades más violentas del mundo para hablar de progreso?
Según datos de la Mesa de Seguridad y Justicia Ciudadana, 2024 cerrará con al menos 1.092 asesinatos, una reducción apenas perceptible respecto a los 1.169 del año pasado. Si miramos hacia atrás, en 2022 hubo 1.047 homicidios, y en 2021, 1.419. ¿De qué sirve salir de un ranking mundial si seguimos viviendo en una ciudad donde más de mil personas pierden la vida violentamente cada año?
La realidad es contundente: Juárez no ha podido bajar de la barrera de los mil homicidios anuales desde 2018. Antes de eso, entre 2012 y 2017, los asesinatos se redujeron significativamente. ¿Qué cambió desde entonces? ¿Por qué las estrategias actuales no están funcionando? ¿Es esta la seguridad que merecen los juarenses?
Mientras tanto, la administración local parece más interesada en distraer a la ciudadanía con narrativas emocionales. La muerte de Maxi, una perrita sin hogar que llegó a la presidencia municipal y fue adoptada simbólicamente por los agentes de seguridad, ha ocupado más espacio en las conversaciones públicas que los asesinatos diarios que afectan a cientos de familias juarenses. ¿Por qué un gesto simbólico parece importar más que la seguridad de los ciudadanos?
Maxi no era más que un animal que buscó refugio, y su historia es conmovedora. Pero, ¿es aceptable que su muerte haya generado más empatía y acciones concretas que los miles de asesinatos ocurridos durante este gobierno? ¿Por qué la administración parece más dispuesta a honrar la memoria de un animal que a responder por las vidas humanas que se han perdido?
Y sobre la supuesta «victoria» de salir de la lista de las ciudades más violentas, es crucial preguntarnos: ¿estamos saliendo porque Juárez es más segura o porque otras ciudades del país y del mundo han empeorado más rápido?¿Es válido celebrar cuando la violencia en nuestras calles sigue siendo parte de la vida cotidiana?
El panorama actual plantea serias interrogantes sobre el liderazgo de Cruz Pérez Cuéllar y las estrategias de seguridad implementadas en Juárez. Si las cifras no mienten y los ciudadanos continúan viviendo con miedo, ¿cómo puede este gobierno afirmar que está haciendo un buen trabajo?
La ciudadanía merece respuestas claras y acciones contundentes, no distracciones emocionales ni celebraciones vacías. ¿Estamos dispuestos a conformarnos con esta realidad, o exigiremos un gobierno que realmente proteja nuestras vidas y garantice un futuro más seguro para todos?